sábado, 23 de febrero de 2013

La Fortaleza-Lomo hurtado-Montaña de los Tomillos, Parque Nacional de el Teide

Dificultad: Media (por su duración. altitud, además del sol o nieve).
Duración: 7 horas (con un descanso para comer, varios descansos de 5 minutos, muchas fotos y un par de desvíos)
Trayecto: 19,4 km.
Recorrido: circular.
Altura máxima: 2483 metros
Señalizado: más bien sí.
Recomendaciones: mucho abrigo en invierno y cuando pegue el sol, por poco que lo haga, protector solar
Puntos de referencia: el omnipresente Teide, Montaña blanca, Cañada de los Guancheros












Hoy, debido a la estación del año y a la medio nevada del lunes, hemos pensado en estirar las piernas un poco por la red de senderos del teide, ha hecho sol y seguramente toda la nieve se haya derretido pero como es una zona que nos encanta, enseguida encontramos un recorrido que tiene muy buena pinta.



Es una hora y pico en coche hasta el centro de visitantes de El portillo, kilómetro 32 de la tf-21, así que tras un cortado en el bar (que no es ni remotamente tan caro como el del centro de visitantes de arriba, 10 kilómetros más allá), y siendo las 10 menos cuarto, cuando lo localizamos empezamos el sendero (o senderos) en sí. Este comienza a la izquierda del centro, sin embargo recomiendo un vistazo a la zona de la derecha, el jardín botánico, donde nos presentan varios ejemplares, con unos carteles con sus nombres, de plantas de la zona, es un lugar habilitado para que minusválidos en silla de ruedas lo pueden visitar.


Vamos a hacer una ruta circular pasando por tres senderos numerados en cualquiera de los numerosos mapas que encuentras tanto al principio como en numerosos puntos de la ruta como 1, 22 y 6, al principio, no sé si por la altitud o el madrugón, andamos un poco despistados y damos un par de vueltas para dar con el principio del que lleva a Fortaleza, enseguida cogemos el ritmo y nos adentramos sin apenas darnos cuenta en varias decenas de metros de camino serpenteante y muy bien delimitado, pasando por el Roque del peral, donde vemos, a lo lejos, extensiones increíbles de pinos que parecen estar trepando por las rocosas montañas, continuamos hasta llegar a un desvío, como decía, todo está muy aceptablemente señalizado a excepción de indicar mediante flechas la dirección, que son muy escasas e insuficientes, aquí entendemos mal y nos vamos a la izquierda cuando teníamos que ir a la derecha y andamos en círculo pasando por el sendero 6 hasta volver al mismo cartel indicativo, nos reímos un rato por la confusión y seguimos por donde debíamos.












El camino, hasta el desvío en tres direcciones: el primero para terminar el sendero de fortaleza (1), el cual no tomaremos por no estar en nuestra ruta, el que pasa por Punta del cabezón (2106 metros) y por el pinar antes mencionado hasta la carretera general tf-21 (25), más de lo mismo,  y, por último, el sendero del malpaís de Lomo Hurtado (22), por el que iremos más adelante; consta de subidas y bajadas no muy pronunciadas, en cuanto a vegetación estamos rodeados de Rosalillos de la cumbre y Retamas del Teide constantemente y también vemos Hierbas pajoneras, Codesos de cumbre y Alhelíes del Teide, no es un tramo dificil y giramos a la izquierda para descender por una ladera y cambiar radicalmente de paisaje a una zona más abierta y en constante subida, esta vez más dura, en dirección a Montaña Blanca.





















Este sendero, que pasa por la llamada Cañada de los Guancheros, por donde los Guanches pasaban con  su ganado, como ya comentaba, se endurece bastante, son más de 5 kilómetros y no es solo por el ascenso constante, el sol pegando y el agujero en el estómago, sino también por el terreno, plagado de de piedras pumita, te da la sensación de andar por arena, al principio es algo genial, al rato los tobillos se empiezan a resentir y las botas te resbalan ligeramente, por lo que la ayuda del palo y el calzado adecuado se te hacen imprescindibles y necesarios. Paramos a resolver el tema del agujero estomacal y tras media hora, descansando y charlando, recuperados retomamos la marcha.












Ascendemos por la zona donde encontramos más zonas con algo de nieve del temporal del lunes aún sin derretir, algún bolazo que otro hay. Pensando que ya hemos llegado al siguiente cruce a cada cambio de rasante, nos encontramos con que aún queda un poco más, y un poco más y un poco más... para por fin llegar a una nueva bifurcación, donde nos vuelven a surgir las dudas del camino a seguir, está claro que hacia la derecha se sube a la cumbre y cabe destacar que pasa bastante gente en dicha dirección, vemos un cartel a lo lejos en esa dirección y otro camino que atraviesa para unirse con otro que divisamos un poco más arriba, no tenemos muy claro si hay que llegar al cartel y seguir a la izquierda o atravesar por ese camino que parece secundario hasta el camino superior. Un momento... hay otro camino que desciende como regresando por la zona que hemos venido pero girando poco a poco a la derecha... ¡y no hay una sola señalización ante tanta duda!. Decido subir lo que es la cuesta más pronunciada del recorrido hasta el cartel antes mencionado para aclarar el asunto.






















Según sus indicaciones nos faltan 4 horas y media para llegar a la cumbre (algún día caerá), sin embargo no nos aclara mucho en el otro sentido de la ruta y la falta de indicaciones direccionales hacen que tomemos la ruta hacia montaña rajada (7 y 27), la superior, pero, apenas llevamos unos metros nos damos cuenta por el mapa que llevamos que, por orientación, no puede ser esa la dirección que tenemos que tomar, volvemos sobre nuestros pasos y seguimos el último sendero que localizamos anteriormente para, tras casi un kilómetro encontrar el número (el 6) que nos indica que estamos en el sendero adecuado para terminar nuestro recorrido (pendiente visitar montaña raja para la próxima).







Dejando atrás los alrededores de montaña blanca, la máxima altitud del recorrido (casi unos 2500 metros), la montaña de los Conejos y el omnipresente Teide en una vista excepcionalmente espectacular comenzamos el descenso hacia el final del recorrido,  tras varios kilómetros regresamos al paisaje incial del primer sendero hasta llegar a una bifurcación (24) que se dirige a Portillo alto, que no tomamos y, siguiendo recto,  enlazamos después con el mencionado sendero de La fortaleza, a través de un tramo que ya conocíamos debido a la primera vez que extraviamos nuestro camino, para así regresar sobre nuestros pasos por el primer trozo de nuestro trayecto que esta vez se nos hace el doble de largo tras tantas horas de caminata casi ininterrumpida, nuestros pies ya pedían un merecido descanso.














lunes, 11 de febrero de 2013

Rambla de Castro-Playa de los Roques-Rambla de Castro "El Sendero del Agua"

Dificultad: Media.
Duración: cerca de 5 horas.
(paseo con obstáculos y con un descanso para comer)
Trayecto: 10 kilómetros aprox.
Recorrido: de ida y vuelta.
Señalizado: si.
Puntos de referencia: Mirador de San Pedro, Ermita de San Pedro, Caserío el Mayorazgo, Hacienda de Castro, Fortín de San Fernando, Casa de la Gordejuela, Playa de la Fajana, Playa de Castro, Playa de los Roques, Hotel Maritim.


 


Salimos a las 8 de la mañana en dirección norte por la autopista tf-5, es un trayecto de ida y vuelta y, tras estudiar el mapa, nos parece que es mejor empezar por el mirador que linda con la autopista (en el kilómetro 41) al estar más accesible, no tenemos que atravesar ni callejear el Puerto de la Cruz.



Dicho mirador, el de San Pedro, es muy fácil de encontrar, tras pasar el desvío al Puerto, el que va al Loro Parque pasas por un túnel, nada más salir de él lo alcanzamos, por si mismo, el mirador, ya es impresionante, señalizado perfectamente se ve su nombre desde el coche, nos fijamos enseguida en un carrito de perritos (aún cerrado a estas horas) y un pequeño restaurante con terraza a la izquierda y bajando un poco, a un lado tenemos una vista de el guindaste donde vemos sobresaliendo un Drago, entre las plataneras, y la zona del Mayorazgo; por el otro lado, a lo lejos, vemos nuestro destino, el hotel Maritim (su parte trasera), y la totalidad del escarpado recorrido de los realejos hasta él, me repito, impresionante desde el principio.


La primera parte, la llamada Rambla de Castro, es una zona protegida repleta de palmeras e incienso canario, preparada para el caminante y donde podemos ver varios nacientes y depósitos de agua, el más característico y señalizado por un desvío de ida y vuelta, la madre del agua, el cual visitamos según nos dejó la espesa vegetación formada además por tabaibas silvestres, vinagreras y algún gran laurel de indias, también hay que destacar la presencia de aves, qué, aún no dejándose ver se hacen presentes en todo momento.



Poco más adelante nos desviamos también al Fortín de San Fernando, el cuál lamentablemente se encontraba totalmente inaccesible para visitarlo, debido a su deteriorado estado provocado muy posiblemente por ell vandalismo de la gente, leí por algún lado que antes tenía cinco cañones de los cuales, como vimos, sólo se conservan tres.



Notamos enseguida que estamos en un sendero con muchas opciones, senderos secundarios e incluso en algunos casos laberíntico, sin llegar a entrañar ningún riesgo de perderse eso sí. Poco más adelante un cartel nos indica la bajada a una playa (la de la fajana) que ya habíamos divisado desde la zona del fortín, muy empinada y con barandillas de madera, pero decidimos no bajar para centrarnos en el sendero principal, quizá a la vuelta (al final no dio tiempo).



Después de esta primera zona muy llamativa y novedosa, atravesamos un par de montañas, vemos vegetación nueva además de la anterior con tarajales, uvas de mar y piteras, pasamos por unas pasarelas algo duras de subir pero que no entrañan ninguna dificultad, sorteando el barranco de godinez y a la vista de apartamentos típicos de esta zona turística, ascendemos y atravesamos varias huertas hasta llegar a la Gordejuela, la llamada casa del agua, bajo la que vemos de cerca una impresionante construcción en ruinas de lo que era una estación de bombeo que con una máquina de vapor impresionante construida en 1903 ya desaparecida, traía el agua de los nacientes de agua antes mencionados hasta una presa a 2 kilómetros de distancia, todo esto ya ha pasado a la historia pero la bajada a la casa es impresionante, quién hubiera visto las cascadas que antaño caían por el barranco.



En este punto comenzamos a ver más señales de prohibido el paso por desprendimientos y el mal estado de los edificios, debido a esto decidimos no bajar a la mencionada edificación de cinco plantas y continuar nuestro camino, para tras pasar un puente en el que te tiemblan un poco las rodillas si te quedas mucho tiempo mirando por el borde de la barandilla, encontrarnos con una valla improvisada con tablas y clavos que nos corta tajántemente el paso sin dejarnos continuar el camino principal. Sin embargo dos Alemanes lo saltan como si nada, y siguen su camino en dirección contraria a la nuestra, más adelante nos damos cuenta que la gente se ha acostumbrado a este tipo de obstáculos, y, ya que hemos llegado hasta aquí y con las buenas impresiones que llevamos hasta el momento decidimos ir con mucho cuidado y hacer lo mismo, la valla no es difícil de sortear y tras pasar un campo minado (de boñigas de cabra) continuamos pasando unas cuantas huertas más hasta llegar a una zona residencial de la zona.



Esta Urbanización, cuyas calles son nombres de flores, y se autodenomina "La Romántica", se atraviesa fácilmente ya que el sendero está continuamente señalizado, en este caso con unos carteles verdes, posee un bar donde se puede tomar algo o incluso comer decentemente y parte radicalmente el sendero en dos partes sin tampoco llegar a romper su encanto en ningún momento.


Continuamos dejando atrás el asfalto, tras otra vista impresionante ya de la playa de los Roques, nuestro destino, aquí el camino es mas sinuoso y salvaje, aunque al ser estrecho un muro nos protege de la empinada bajada a la costa, que en algunas ocasiones se ha derrumbado y hay que pasar con muchísimo cuidado, de ahí que se encuentre cerrado en tres puntos, los lugares donde se encuentran los derrumbamientos más peligrosos para el caminante, uno de ellos el más cercano al final nos impresionó bastante ya que queda solo el espacio de un pié para pasar teniendo a la derecha una buena caída hasta la playa, al volver vemos que se puede pasar sobre los escombros de la parte caída con menos riesgo para la salud, en esta zona encontramos alguna especie nueva entre la vegetación, una zona de cardonal-tabaibal, además de uvillas y siemprevivas del mar; aunque algunas de estas últimas no logramos verlas a simple vista.



Ya con un agujero considerable en el estómago llegamos al final donde una decena de extranjeros se amontonan a la entrada del sendero cerrado por una valla decidiendo si se atreven a entrar o desisten, debido a las advertencias de "pase bajo su propia responsabilidad" o "peligro de derrumbamientos", en realidad nosotros lo vimos todo bastante seguro pero si es verdad lo mencionando antes, en un par de puntos hay que ir con cuidado porque las lluvias de los últimos años han arrastrado ciertas estructuras y provocado algún destrozo que no han sido arreglados o subsanados del todo, de ahí el obligatorio aviso y precaución y el no recomendarlo por mi parte a niños muy pequeños ni a personas muy mayores.



La playa de los Roques, una playa de piedras redondeadas por la erosión y espectacular por las dos enormes rocas muy cercanas a la orilla que la hacen única, es el lugar ideal para tomarse algo y recuperar fuerzas así que, de manera obligada, bajamos a ella y descansamos una media hora para disfrutar de un espacio muy acogedor, por otro lado he leído que en verano las mareas la llenan de arena, parece algo imposible tal y como la vemos ahora, así que nos apuntamos volver para verano y comprobarlo.

Antes de irnos me recorro la playa buscando otro acceso además del más cercano al final del recorrido, haberlo lo hay porque incluso veo bajando a un pescador, sin embargo es difícil de seguir por ser de tierra muy resbaladiza, por lo que desisto en seguirlo, volvemos por donde hemos pasado para regresar al origen de nuestra travesía.



Teníamos un par de cosas pendientes, un mirador preparado con bancos y todo para contemplar los roques en todo su esplendor que se patea en un momento y, después, al pasar por la espectacular estructura pegada al mar de la casa del agua, no nos podemos resistir a bajar esos 211 escalones hasta ella y así lo hacemos, concluyendo que es obligatorio hacerle una visita, cierto que es una ruina pero impresiona imaginar lo que una vez fue y sobre todo donde está erigida, una vista espectacular.




El resto se nos pasa en un suspiro, la vuelta debería ser más pesada sin embargo como siempre se nos hace breve y hasta nos quedamos con ganas de algo más, rematamos comiendo en el carrito que ya ha abierto y regresamos casi tan frescos como llegamos.